Sector vivienda debe ser considerado en planes de recuperación económica nacionales

Hace más de 30 años, cuando las Naciones Unidas designó el primer lunes de cada octubre como el Día Mundial del Hábitat, jamás hubiésemos imaginado la importancia que una vivienda segura y digna tendría hoy frente a la pandemia del COVID-19, reflexiona Jonathan Reckford, CEO de Hábitat para la Humanidad Internacional.

Según datos de la CEPAL, en América Latina y el Caribe, casi 100 millones de personas (21 % de la población urbana) vive en pobreza, en viviendas no adecuadas o asentamientos, con poco acceso a agua potable y saneamiento.

En el país, cifras del PNUD (2010) revelan que el déficit de vivienda supera los 2 millones de unidades de vivienda.

Por esta razón, en el marco de que en octubre es la celebración del Día Mundial del Hábitat, La ONG internacional Hábitat para la Humanidad publicó el informe “Cornerstone of Recovery” en el cual la organización logra reflejar la contribución real de la vivienda en el PIB mediante el uso de estándares de cálculo aceptados internacionalmente.

El objetivo era dimensionar en las economías el papel de la vivienda, representando tanto la inversión, así como el consumo de vivienda. Para ello, se examinaron a detalle los datos del PIB de 11 países y se analizó si realmente el sector vivienda podría apoyar en la recuperación económica en el mundo; tomando en cuenta que al mismo tiempo en el que se activaría la economía, se estarían mejorando los hogares de bajos ingresos a viviendas más seguras y saludables y así, ayudar a disminuir la propagación del COVID-19.

“Los resultados son reveladores: los datos del mercado de la vivienda en el PIB en los países de ingreso bajo a medio suelen estar incompletos o ser inexactos. Los esfuerzos por medir la contribución de este sector a la economía se han centrado principalmente en los países desarrollados”, asegura Ernesto Castro-García, Vicepresidente de Área para América Latina y Caribe, en Hábitat para la Humanidad Internacional.

Según el informe, en los países se tiende a desestimar el componente general de servicios de vivienda, que incluye costos de alquiler, mantenimiento y servicios públicos, así como el valor equivalente asignado de alquiler de viviendas ocupadas por sus propietarios.

Como resultado, la vivienda contribuye más de lo esperado al PIB de las economías, con un promedio del 13,1 % del PIB en los países del informe, a la par de otros sectores como el de manufactura, que suele atraer mucha más atención en los planes de recuperación económica.

Además, es probable que la vivienda informal y los servicios de vivienda estén desestimados o del todo no se incluyan en los balances nacionales. Por sí sola, la vivienda informal podría contribuir entre un 1,5 % y 2,8 % adicional al PIB, si se contabiliza adecuadamente. Según el informe, con solo contabilizar el 50 % del sector informal, se estaría aumentando la contribución de la vivienda al PIB del 13,1 % al 14,6 % en promedio.

Si bien las intervenciones en el sector de la vivienda pueden producir grandes efectos de estímulo económico y mejorarían las condiciones de salud de las familias, los gobiernos no las utilizan de manera prominente. Prueba de ello es que de los 196 países con respuestas económicas ante el COVID-19 analizadas por el Fondo Monetario Internacional, solo 22 naciones incluyeron explícitamente iniciativas de vivienda.

Actualmente la organización tiene vigente la campaña Viviendas, Comunidades + Esperanza, con el propósito de reducir la transmisión del COVID-19 trabajando en una estrategia integral. Visite nuestras redes sociales @habitatdominicana.

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